La agencia internacional de calificaciones Standard&Poor's
ha elevado al grado de inversión, con previsión
estable, la calificación de Rusia a largo plazo
en divisas extranjeras.
Esta decisión de S&P se esperaba desde hace
tiempo. En octubre de 2003, Rusia fue ascendida al grado
de inversión por Moody's, y en noviembre pasado,
también por Fitch. Como S&P tiene fama de
conservadora, algunos expertos auguraban la subida del
rating ruso para la próxima primavera, nunca
antes.
Con todo, Rusia demostró el pasado año
tener indicadores macroeconómicos estables. Según
las estadísticas del ministerio ruso de Desarrollo
Económico y Comercio, el PIB creció un
6,7%, la producción industrial, un 6%, y las
inversiones en fondos básicos, un 11%. A pesar
de que el crecimiento se desaceleró en relación
con 2003, se mantiene una dinámica positiva.
A la par con macroindicadores favorables, van en aumento
los ingresos al Fondo de Estabilización, y las
reservas del Banco Central en oro y divisas han alcanzado
el máximo histórico, lo cual reduce en
parte el riesgo de una dependencia excesiva del presupuesto
público con respecto a la coyuntura del comercio
exterior. Si sumamos a ello las altas previsiones de
precios del petróleo, el peligro de que Rusia
incumpla sus obligaciones es prácticamente nulo.
Probablemente, la decisión de S&P se ha
visto influida también por cierto avance en materia
legislativa logrado por Rusia en 2004, opina Serguei
Suverov, jefe del Centro de análisis de la coyuntura
del mercado en Gazprombank. Así, fue modificada
la Ley rusa de Quiebra y se adoptó una normativa
nueva, sobre las oficinas crediticias. Junto con las
medidas que se están implementando en Rusia para
impulsar el desarrollo del sistema bancario y la reforma
del monopolio energético RAO EES, ello contribuye
a la consolidación de la economía de mercado.
La disposición presidencial para el fomento de
nuevas zonas económicas y parques tecnológicos
en Rusia, cuyo objetivo es diversificar al máximo
la economía, también ha tenido un efecto
positivo sobre el clima inversionista, puesto que las
agencias de calificaciones indicaban tradicionalmente
la escasa diversificación económica de
Rusia, señala dicho experto.
La subida del rating es, sin duda, una noticia positiva
para el mercado porque los bancos y las empresas rusas
tendrán ahora acceso a créditos más
baratos en Occidente y podrán atraer recursos
por más tiempo. El vicepresidente del Gobierno
ruso Alexander Zhukov piensa que el ascenso de Rusia
al grado de inversión en la calificación
de S&P contribuirá al flujo de las inversiones
hacia la economía. El ministro de Hacienda Alexey
Kudrin señala, a su vez, que esta decisión
es un testimonio de que el sistema financiero de Rusia
se ha reforzado.
Con todo, los inversores occidentales suelen guiarse
no solamente por las calificaciones crediticias sino
también por los riesgos políticos existentes
y el clima general configurado en materia de las inversiones.
Alexey Savatiuguin, quien dirige el departamento de
política financiera en Hacienda, cree que la
subida de Rusia al grado de inversión difícilmente
podrá traducirse en un considerable flujo de
inversiones foráneas. En sus previsiones, los
expertos de S&P señalan los crecientes riesgos
políticos y la ralentización de las reformas,
factores que a futuro podrían provocar una revisión
a la baja del rating de Rusia.
Cuando Rusia fue elevada al grado de inversión
por Fitch, en 2004, los expertos dijeron que esa calificación
atraería necesariamente a los fondos de inversión
occidentales que requieren como mínimo dos calificaciones
de este tipo por parte de las mayores agencias internacionales
para expandir los límites crediticios de uno
u otro país. Sin embargo, los fondos occidentales
no se apresuran a hacerlo en relación con Rusia.
Buena parte de los capitales extranjeros acaparados
por Rusia corresponde a los créditos mientras
que la participación a largo plazo en el capital
de las empresas, en forma de inversiones directas o
de cartera, se mantiene sobre un nivel mínimo.
Según los datos del ministerio de Desarrollo
Económico y Comercio, correspondientes a finales
de septiembre de 2004, Rusia había acumulado
capitales foráneos por valor total de casi USD73.400
millones, correspondiéndoles a las inversiones
directas tan sólo un 40% de este importe, y a
las de cartera, apenas un 2%. Todo parece indicar que
los inversores extranjeros son más proclives
hoy a ofrecer créditos a las empresas rusas,
no a incrementar la participación en su capital
social. Así que difícilmente podríamos
esperar un flujo masivo de capital extranjero hacia
las acciones de entidades rusas en un futuro próximo.
El vicepresidente del Banco Central de Rusia, Konstantín
Korischenko, opina que la decisión de ascender
a Rusia al grado de inversión en la calificación
de S&P no va a tener grandes repercusiones en los
mercados financieros ni derivará en un flujo
considerable de divisas a Rusia. Esta subida de calificación
se produce en un momento en que van incrementando los
factores de freno que entorpecen el flujo de capital
foráneo a Rusia, como por ejemplo el creciente
interés de los inversores por el Sudeste Asiático
o las expectativas con respecto al aumento del precio
del dinero a raíz de las decisiones del Sistema
Federal de Reserva norteamericano.
La iniciativa de S&P podría interpretarse
como apoyo a Rusia en su tránsito hacia una liberalización
total de la economía. Precisamente por esta razón,
la agencia avala en su informe la política del
Estado ruso en lo que concierne al recorte de sus funciones
sociales, y en particular, la reforma que suplanta los
viejos privilegios en especie por compensaciones monetarias.
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