Pese a los brindis, no todo es optimismo para la economía
alemana. Tras la bonanza de décadas anteriores,
el motor económico de la Unión Europea
se sitúa ahora a la cola. Italia y España
podrían superar la renta per cápita del
gigante alemán en menos de 10 años.
Corren nuevos tiempos para la economía europea.
Alemania, durante años el motor de la Unión,
se enfrenta ahora a una situación económica
semejante a países considerados débiles
como España e Italia, que podrían rebasar
a los alemanes en pocos años. Mientras otros
países, como Irlanda, superaron las vacas flacas
hace tiempo con reformas estructurales, Alemania se
ha quedado estancada, poniendo de manifiesto que su
sistema está obsoleto y urgen las reformas.
El motor de Europa ya no funciona
Durante los boyantes años 80, Alemania era una
de las naciones más ricas del continente. El
producto interior Bruto (PIB) superaba en un 20% la
media
de la Comunidad Europea. A principios de los 90, el
país todavía se mantenía entre
los tres primeros. A partir de ese momento comenzó
la debacle.
Poco a poco Alemania fue perdiendo puestos en el Ranking
de bienestar de la Comunidad Europea. Ahora las condiciones
económicas se han invertido y Alemania se encuentra
a la cola, superando tan sólo a países
de los considerados pobres como España, Italia,
Grecia y Portugal. Significativa es la comparación
con Inglaterra: mientras en 1995 Alemania superaba en
un 8% la renta per cápita inglesa, diez años
después los británicos superan a los alemanes
en un 9%.
Economías como la italiana y la española
crecen a ritmo frenético a la vez que la alemana
se queda estancada pendiente de un proceso de reformas.
Según sus cálculos, el experto económico
del Deutsche Bank, Stefan Bergheim, declaró al
diario Die Welt que ambos países podrían
superar la renta alemana en 2011. Portugal y Grecia
siguen de cerca ya que su economía, si bien todavía
débil, crece a mayor ritmo que la alemana. Continuando
con la tendencia actual, Alemania podría pasar
de ser uno de los mayores contribuyentes de la Comunidad
Europea a ser uno de los países receptores.
Crisis anunciada
Para la dramática situación alemana hay
muchas explicaciones. Por una parte, ningún otro
país tuvo que soportar la carga financiera de
la reunificación alemana. Actualmente, Alemania
occidental todavía transfiere anualmente unos
80.000 millones de euros para la "reconstrucción"
de la antigua DDR. Esta cifra se asemeja al PIB de países
como la república checa.
También la falta de espíritu de reformas
afectó a la economía alemana. Mientras
otros países, como España y Finlandia,
se esforzaron en la reforma del mercado laboral y en
invertir en el sistema educativo, el sistema alemán
se ha quedado obsoleto e inició las reformas
demasiado tarde.
Otra de las causas que normalmente se alegan para justificar
la crisis alemana son las altas cuotas que el país
paga a la Comunidad europea. Sin embargo, según
declara Stefan Bergheim, aunque el crecimiento español
se haya financiado con dinero alemán, gran parte
de estas aportaciones retornan al país. Alemania
ostenta ahora el record de exportaciones, cuyos beneficios
proceden en gran parte del comercio intracomunitario
con países como España.
Soluciones sólo a largo plazo
En definitiva, el descenso de la renta per cápita
se nota en el bolsillo de los alemanes. Los aumentos
de salario se limitan a la cuota de inflación
provocando a la larga un menor poder adquisitivo. Este
hecho provoca un descenso del consumo nacional y estanca
la economía. A la larga, la reestructuración
del mercado laboral obligará a trabajar más
y más horas para mantener la economía.
La época de reformas que ahora vive Alemania
marca el comienzo del cambio. Las consecuencias aún
tardarán en notarse en la economía del
país pero, a este ritmo, Alemania conseguirá
en unos 20 años recuperar su estatus anterior.
En palabras de Bergheim, el país tiene que tomar
el exitoso modelo de España y Finlandia. Lo más
importante: reestructurar la economía cuanto
antes.
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